jueves, 9 de febrero de 2017

Efecto Pigmalión

Hola a todos:

Sabéis que me encanta escribir aquí y que lo que preciso para hacerlo es estar centrado e ilusionado con lo que hago.
En estos días vuelvo por aquí porque quiero hablaros del llamado "Efecto Pigmalión". No se si todos habéis oído hablar de ello, al final de la entrada os pondré un anuncio que habla de ello claramente.

¿Cuántas veces decimos cosas de los niños de forma repetitiva?
Cosas como: es un bicho, eres malo, no se entera de nada, es muy tímido, eres un desobediente...
Este tipo de comentarios en muchas ocasiones van haciendo una muesca en la autoestima de nuestros hijos, y normalmente nosotros no nos damos ni cuenta.
Muchas veces hacemos ese tipo de comentarios negativos proyectando nuestros prejuicios, nuestras expectativas no cumplidas, en nuestra forma de hablar con o de nuestros hijos o alumnos.
Son estos comentarios lo que van haciendo mella en nuestros pequeños, a veces sentimos que cuanto mas se lo decimos mas lo hacen... y sí, seguramente así sea, porque si continuamente le estamos diciendo a nuestro hijo que no puede estarse quieto, es muy posible que este acabe comportándose como tal, como un niño que no puede estarse quieto. Porque estamos creando esa realidad en él, estamos haciendo que vea que es así.
Cuántas veces le decimos a los pequeños "te vas a caer" y repetimos: " te vas a caer" y así varias veces hasta que finalmente se acaba cayendo y nuestra respuesta es : ¡Ves! ¡Te lo dije!.
Puede que el niño no llegue a caerse, a lo mejor es más sencillo el recorrido que nuestro miedo, pero ya le hemos creado esa imagen, he creado esa realidad que el ni siquiera tenía prevista, y de este modo es posible que llegue a caerse, será mucho mas probable que se caiga que si no nos hubiésemos empeñado en hacerle ver reiteradamente que se puede caer, algo que, seguramente, el no contemplaba.
Sin embargo, continuando con el mismo ejemplo, es muy problable que si no solo no le decimos que se puede caer, sino que le animamos a que lo haga, a que avance en su recorrido, estamos creando mentalmente la realidad de que lo va a conseguir, le estamos ayudando a creer que lo puede lograr, le estamos animando con nuestra confianza. Y si se cayese (a veces las cosas no salen ni aun así), le tenderemos la mano para que se levante.
Es un ejemplo sencillo y puede que ahora estés pensando que se puede abrir la cabeza, pero si lo piensas bien, seguramente la mayoría de las veces que limitamos algo a los niños, el riesgo para su salud no es mucho y sin embargo el beneficio que les hacemos cada vez que ellos sienten que confiamos, que apoyamos lo que están haciendo, merecerá la pena.
La primera vez que mi hijo fue solo a la panadería, se me hizo eterno, y tuve que insistirle para que lo hiciera porque le daba miedo. Yo esperaba en casa inquieto a que lo hiciese, pero en ningún momento dudé de que pudiese hacerlo y si lo hice procuré con todo mi interés que no se me notase. me mostré convencido de que era bueno para el y de que además era una gran suerte que ya pudiese hacer ese tipo de cosas el solo... bueno pues la satisfacción de haberlo conseguido, el hecho de haber superado ese pequeño escollo, crea un antes y un después en su forma de afrontar los pequeños retos cotidianos

Sin embargo, y como podemos extraer del ejemplo anterior, cuando nosotros les hacemos ver que pueden, que lo van a disfrutar, que lo van a conseguir... les estamos ayudando a que lo hagan y especialmente les estamos ayudando a ser personas, personitas en muchos casos aun, que van forjando su personalidad y sobre todo que van fortaleciendo su autoestima. Y en eso les ayudamos fundamentalmente nosotros con nuestras actitudes y con nuestros comentarios, como también lo hacemos al contrario.

Con todo esto no quiero decir que en algún momento no nos enfademos e incluso dejemos salir de nuestra boca comentarios poco adecuados, por suerte somos muy humanos y pese a que intentamos hacerlo muy bien, pese a que somos padres motivados como dice Carles Capdevila, a veces podemos rebosar y estallar. Por eso vamos siendo conscientes de la importancia de nuestras formas de comportarnos con ellos e intentado mejorarlas.

Te propongo confiar en los pequeños, si les dejamos un poco de espacio y no les cortamos las alas es muy probable que vuelen bastante mas alto de lo que habríamos imaginado. Recuerda que la educación de los niños es una carrera da fondo.

El efecto Pigmalión de las palabras