miércoles, 26 de octubre de 2016

Una y nos vamos

Buenas tardes:

Hoy paso por aquí a comentar con vosotros una frase que escucho con frecuencia a los padres y madres cuando quieren irse a casa, cambiar de sitio y sus hijos están entretenidos con algo. 
La verdad es que la idea de explicarles la duración de la estancia y el tiempo que les queda para que nos vayamos es muy buena idea, es una forma de orientarle y de que sean conscientes de lo que está ocurriendo y de cuándo va a ser el siguiente paso, algo que recomiendo y de lo que estoy a favor.
A veces, y esto incluso nos ayuda  a la hora de fijar el tiempo de las comidas, de los deberes, etc., el hecho de saber que la actividad que estamos realizando tiene un momento concreto en el que acaba, nos ayuda mucho a que ellos sepan exactamente lo que va a ocurrir y así también les estamos dando la capacidad de decidir como quieren comportarse. 

Ahora viene lo realmente importante, es que si decimos una y nos vamos, tiene que ser una y nos vamos, si a la una en punto se acaba la hora de la comida, ha de ser a la una en punto, de manera que ellos sepan exactamente lo que ocurre cuando cumplen y cuando no, las expectativas que tenemos sobre ellos.

En cualquier caso, y esto es lo maravilloso aunque a veces a nosotros nos incomode, ellos pueden decidir si hacer lo que les estamos pidiendo o no. de este modo se van haciendo responsables de sus actos desde bien pequeños, de manera que estamos contribuyendo a educar personas con voluntad propia, con capacidad de decisión, en un clima de coherencia.

Eso sí, es fundamental para que todo lo dicho sirva de algo, el que nosotros actuemos con coherencia también, es decir, si hemos advertido que una más, deberá ser eso, una más, no valen unas pocas más o bueno hoy es un día especial entonces una mas realmente no significa eso, sino que tengo ganas de irme ya y entonces te digo eso para que te vayas haciendo a la idea de que se acerca el momento, pero ese una puede ser una vez, una docena o hasta una centena en ocasiones.

Esto nos vale para tirarse por el tobogán, para ver un serie en televisión, jugar una partida en la consola, leer un cuento o todo aquello que se os ocurra y que como padres en algún momento decidimos que ha sido suficiente. Podemos estar más acertados o menos, como siempre en esta complicada labor, pero es fundamental que seamos coherentes con lo que decimos.

Como hemos hablado otras veces, esto nos da credibilidad, esto nos hace merecedores de respeto dado que nosotros somos los primeros que respetamos lo que decimos y actuamos con contingencia al respecto.

Si decimos una más, nuestro hijo lo entiende y aun así no nos hace ni caso (os puede sonar la situación), tenemos varias opciones, ¿cuál eliges tu?
- Podemos hacernos los tontos
- Podemos no fijar una norma si no estamos seguros de cumplirla.
- Podemos actuar si no se cumple lo que hemos establecido (cogemos al niño de la mano y nos lo llevamos, aunque a él no le pareciese bien)
- Podemos repetir la instrucción varias veces, de manera que el una más se convierta en una más cada vez.
- Podemos justificar el que no estemos cumpliendo con cualquier excusa que se nos ocurra en ese momento (ha llegado alguien, voy a mandar un mensaje, o cualquier otra cosa).
- Podemos seguir inventando opciones...

Te dejo que tu pienses, reflexiones sobre esto que seguramente te habrá ocurrido, veas cómo has reaccionado y decidas si la próxima vez te gustaría hacerlo del mismo modo o probar con otra diferente.

Muchas gracias por leerme, estos pequeños detalles del día a día pueden tener mucha más importancia de la que normalmente les damos.

Feliz tarde

Jairo

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Hablar de lo que pasa.

Ya estoy de vuelta. Ha sido un verano intenso de reflexión, observación y diversión.
Una de las cosas que he observado es que los niños de cualquier país o cultura responden de un mismo modo si reciben unos estímulos similares. Es decir, como ya he hablado en otras entradas influye mucho la coherencia con la que tratemos con ellos. Da igual Holanda, Francia o Andorra, si somos consecuentes, ellos lo saben, si no lo somos, ellos lo saben tambien.
Después de esta introducción hoy quería hablaros de cómo les contamos a los niños las cosas que pasan, de cómo afrontamos con ellos los conflictos que tenemos los adultos y que, queramos o no, les acaban repercutiendo a ellos también. Hablo de problemas económicos, laborales, separaciones, fallecimietos... y tengo una máxima para esto, "la verdad os hará libres".
Con esto no quiero decir que sea fácil decirle a nuestros hijos que tendrán que dejar la música porque no lo podemos pagar, que su padre y su madre no van a volver a estar juntos en lo que hasta ahora era su hogar, o que ha fallecido su mascota a la que nunca van a volver a ver. Quiero decir que es mejor, siempre dentro de una lógica, afrontar y ayudar a aceptar a nuetros hijos aquellas cosas que ocurren y que no está en nuestra mano cambiar.
Muy importante ser claros, pero con un lenguaje adecuado a su edad, de manera que ellos lo puedan entender, trataremos de inventar lo menos posible y de ajustarnos lo mas posible a la realidad.
Es decir, si algo ya no va a volver a ser, ha muerto nuestro hamster, partimos desde esa realidad, no especulamos con cosas que no van a pasar, podemos suavizar la realidad, podemos omitir algún detalle escabroso y sobre todo, creo que aquí está la clave, intentar no impregnar demasiado lo que ocurre de verdad con nuestros miedos, sentimientos o frustraciones. No debemos pasarnos cargando nuestra historia real con nuestro dolor, nunca debemos intentar utilizar a nuestros hijos como canales.
Habrá siempre preguntas más difíciles que otras, pero antes de mentir o de inventar podemos pactar dejarlo para otro momento, o símplemente podemos permitirnos no saber la respuesta.
Como ya hemos hablado somos el referente de nuestros hijos, el espejo en el que se miran. Pero no somos, ni debemos pretenderlo, perfectos.
Es mejor siempre que hablemos de verdad de las cosas, nunca así nuestros hijos ppdrán sentirse traicionados si hemos sido honestos con ellos. Lo difícil será adecuar lo que les queremos contar a lo que realmente ha pasado. Pero os recomiendo que no olvidéis que los niños se están haciendo, no tienen los mismos sistemas concebidos que tenemos nosotros, por lo que a veces lo que a nosotros nos parece un drama, para ellos no lo es tanto.
Vamos a observarles, a darles mucho amor y mád que nunca a tener claros los límites, eso ayudará a que nos podemos volver a centrar lo antes posible.
Se que es un tema delicado, si te surje cualquier duda podemos hablar de ello.
Muchas gracias por leerme.

Jairo del Caño
Formador&Coach

miércoles, 3 de agosto de 2016

¿Preguntar o decidir?

Hola a todos

En estos días estoy de vacaciones, pero aquellos que me conocéis sabéis que para mí esto no es un trabajo sino una pasión. Por eso aunque estoy relajado en una piscina no puedo evitar darme cuenta de lo que está pasando a mi alrededor.
A mi lado tengo a un padre que acaba de decir que sus hijos hacen caso a cualquiera menos a él y claro desde mi posición resulta bastante fácil darse cuenta del por qué.
El padre en ningún momento está mandando a sus hijos o pidiéndoles las cosas de manera que ellos lo vayan a hacer, sino que les está  preguntando si quieren hacerlo, continuamente y claro los niños, cómo les das a elegir en todo momento, si quieren o no hacer algo, deciden que no,  que no quieren más merienda, que no quieren ponerse la gorra, que no quieren darse la prptección solar,  nosotros preguntamos y ellos responden.
Me da la impresión de que en ocasiones queremos ser tan "guays" qué olvidamos que aquellas cosas que les estamos diciendo a nuestros hijos que hagan es por su bien es decir el que se pongan la gorra se ve en la protección solar es para que no se quemen el que merienden es para estén sanos y nutridos no es un capricho nuestro por lo tanto no es el momento de darles a elegir si quieren o no hacerlo eso lo tienen que hacer ya buscaremos otras opciones otros momentos otras situaciones en las que podamos darles a elegir si quieren o no hacer algo o si prefieren ponerse un modelito u otro.
A mi modo de ver es muy importante que los hijos distingan claramente cuando les estamos dando alternativas y cuando no porque es lo que deben hacer.
No podemos esperar que nuestros hijos sean obedientes en otras situaciones en las que incluso puede estar en juego su salud o su vida si no somos capaces de que lo sean en un las situaciones normales cotidianas.
Cómo vamos a evitar que nuestro hijo un día cruce la carretera llena de tráfico si no conseguimos que en el día a día nosotros les decimos que hagan cosas que ellos tienen que hacer sí o sí. Es muy importante que distingamos claramente aquellas cosas qué son opcionales , que nosotros planteamos como una posibilidad, de aquellas otras que son obligatorias, es decir, si llevamos a nuestro hijo a poner una vacuna porque creemos lo que la medicina nos dice, que es adecuado para su salud, eso no lo negociamos, no nos vamos del médico sin poner la vacuna.
Por todo eso es importante que nuestros hijos entiendan la diferencia entre las cosas que tienen que hacer porque nosotros como padres, como adultos responsables de ellos, creemos que es lo correcto. Aquellas otras cosas que no implican un riesgo o una inseguridad para ellos podemos expresarlas de forma ditinta animandoles a participar y a tomar decisiones.
Seguimos probando y seguimos aprendiendo.

Feliz tarde.

Jairo del Caño
Formador & coach

viernes, 22 de julio de 2016

¡Pórtate bien!

Hola a todos:

Hoy vuelvo por aquí para escribirte una nueva reflexión, que como dice el título del título de la entrada, está relacionada con cuando les decimos a nuestros hijos que se porten bien.
Lo veo continuamente, les decimos eso sin explicarles nada más y claro, ¿vosotros creéis que tiene el mismo significado portarse bien para un niño de 3 años o de 5 que para un adulto?
Es mucho más conveniente que les digamos claramente lo que queremos que hagan y a poder ser en positivo: Quiero que recojas los juguetes, me gustaría que te lavases los dientes, me pongo contento cuando acabas toda la cena, es mucho mejor cuando estás aquí cerca de mi, etc. etc., tiene mucha relación con otros puntos que ya hemos tratado, vamos a darles una explicación clara de lo que queremos, a poder ser en positivo y sin amenazas, ni tampoco necesitamos sobornarles, ofrecerles grandes premios por cosas que deben hacer, porque nosotros se lo hemos explicado de forma que ellos puedan entender lo que esperamos de ellos.
¿Y si no se portan bien? pues eso, ¿qué hacemos si pese a decirles claramente lo que esperamos de ellos, hacen lo que se les antoja? pues bueno, como ya sabéis y vais comprobando, los castigos cada vez sirven de menos, además me cuesta decir, en caso de utilizarlos, cuál sería el modo y tiempo exacto y adecuado de aplicarlos.
Nuestros hijos si van a distinguir y entender claramente la emoción que provocan en nosotros, les va a encantar poder hacer algo que a nosotros nos provoque demostrarles ilusión, alegría, orgullo, etc. sin aspavientos ni sobre actuaciones, simplemente demostrándoles con nuestras palabras y especialmente con nuestro lenguaje no verbal, que esa conducta, que el hecho de haber hecho lo que se esperaba de ellos, me produce alegría. Cuando esto no pasa, cosa que puede ocurrir mucho al principio, vamos a mostrarnos lo más indiferentes posibles, de manera que evitemos compensarles con nuestra atención, aun enfadados, les estamos dedicando tiempo, atención, les estamos dando protagonismo y con esto estamos reforzando, sin querer, por supuesto, la conducta que no queremos que repitan. 
Me explico, no se trata de "pasar de todo" ni mucho menos de "dejar que hagan lo que quieran", sino de que vayan entendiendo cual es nuestra respuesta ante los actos que nosotros les hemos explicado que pretendemos de ellos y cuál es la respuesta cuando "se portan mal" (recordad que su criterio es siempre diferente del nuestro), siempre los niños van a tender a repetir la conducta que produce placer y aceptación en los demás, si la otra alternativa es que pasen de nosotros, muchas veces, incluso en lo adultos, la indiferencia es el mejor de los medios para que dejen de pasar las cosas. No siempre es fácil y se necesita tenerlo claro y ser coherentes. Pero os recomiendo encarecidamente que probéis y si os surge alguna duda os pongáis en contacto conmigo.
No debemos pretender que nuestros hijos se porten bien como nosotros esperamos, debemos pretender que sean lo más felices posibles y eso nos llevará a lo otro; pero sin confundir la felicidad inmediata, la satisfacción inmediata de sus deseos, que no necesidades, con que los niños se sientan queridos y comprendidos y sepan claramente lo que se espera de ellos.
¡Atrévete a probar!

Es un placer compartir contigo.

Jairo del Caño
Formador & Coach


Ahora que estamos en plena temporada de vacaciones os dejo el siguiente enlace, os lo comparto porque creo fírmemente en que educar con humor es posible y explicar las cosas con humor... también.

Feliz fin de semana





domingo, 12 de junio de 2016

Orden de prioridades

Buenos días:

Sigo en mi afán de observar todo lo que curre a mi alrededor, relacionado con el comportamiento que tenemos con nuestros hijos y por supuesto la respuesta que en ellos provoca cómo hacemos las cosas.
Hoy he titulado a esta entrada "Orden de Prioridades", porque de algún modo lo tenía que titular.
A raíz de algo que me pasó la semana pasada, he pensado sobre este tema y te voy a lanzar alguna pregunta para que, si realmente quieres, pienses sobre ello esta semana:
¿Realmente querías la maternidad/paternidad?
¿Tus hijos han mejorado tu vida, tu felicidad?
Ahora que sabes que son para toda la vida, y que no siempre es fácil... ¿Qué vas a hacer?
¿Qué te gustaría cambiar? ¿Y por qué no lo haces?

Y podríamos seguir preguntando cosas, sobre nosotros como padres... pero realmente... ¿Cuál es nuestra prioridad en estos momentos?, me gustaría que pensases de aquellas cosas que tienes, pareja, hijos, trabajo, hipoteca, coche, gimnasio, grupo de teatro, etc. Cuál es la más importante para ti en estos momentos, no me lo tienes que decir, no se lo tienes que decir a nadie, simplemente ser sincero contigo y ver que es lo que realmente te parece base de lo demás.
Hay varias opciones según cada persona, aunque nos parezca mentira así es y deberíamos clarificarlo, ¿es más importante tu bienestar económico que tu hija?, ¿Seguro?, ¿Cuanto tiempo dedicas a cada uno de los dos?.

Y como estas otras muchas preguntas que podemos hacer, no soy paidocentrista (el niño como centro de todo), pero si procuro que seamos coherentes, y como he dicho ya , no podemos esperar de los niños cosas que no ven en nosotros, es decir, si somos poco claros, nos cansamos pronto de insistir en aquellas cosas que sabemos que son fundamentales para nuestros hijos, si damos prioridad a quedarnos mas que a irnos aunque ya sería la hora. Si nos damos cuenta el lunes de que la niña está "insoportable" desde las 8 que nos hemos levantado. Si le decimos "qué malo te estás volviendo".

Si te identificas con alguna de las anteriores, te suenan o quieres evitarlas, establece las prioridades, todo se puede hacer, aunque evidentemente no todo igual, ahora como padres no vamos con nuestros hijos pequeños a las discotecas a las 3 de la mañana... pero sí conocemos el maravilloso mundo que se abre ante nosotros los domingos de invierno a las 7:50 de la mañana. Lo que antes era hora de llegada ahora puede serlo de salida.
 El día sigue teniendo 24 horas, no nos han quitado ni media, aunque a veces sintamos que nos falta el tiempo para todo. Eso sí, ha cambiado la forma en que las utilizamos, han cambiado las responsabilidades y las cosas de las que estar pendiente y ha cambiado también nuestra forma de ver las cosas, en ocasiones nos vemos haciendo aquellas cosas que siempre habíamos dicho que no haríamos.
En este punto, y ya para despedirme por hoy, os recuerdo una frase que me gusta " el corazón tiene razones que la razón no entiende". Ya la habréis escuchado, la mayor parte de las veces relacionada con el amor de pareja, pero para el amor que sentimos por nuestros hijos vale también, incluso más, porque a veces nos hace convertirnos en todo aquello que siempre habíamos jurado no convertirnos, aun así, podemos cuidar bien de nuestros hijos cuidándonos también a nosotros, porque solo así podremos ofrecerles lo mejor de cada uno de nosotros.

Feliz semana

Jairo del Caño
Coach&Trainer

jueves, 2 de junio de 2016

El poder del ejemplo

Buenos días:

Llevaba tiempo sin pasar por aquí, diré que he estado muy ocupado.
No paro de fijarme en los comportamientos que veo a diario, me encanta observar a la gente y hago auténticos esfuerzos por no juzgar. Realmente no siempre es fácil, dado que cada uno tenemos nuestros propios esquemas y creencias, de manera que muchas veces lo que hacen los demás nos rechina, nos extraña.
Observo en personas cercanas comportamientos que difieren mucho de la forma en la que yo veo las cosas y por supuesto en personas desconocidas. Uno intenta muchas veces buscar coherencia en los demás, a veces pienso que lo que realmente busco en coherencia en mi y utilizo a los demás como reflejo de lo que quiero y lo que no.
Después de esta breve reflexión quería hablarte hoy del poder que tiene el ejemplo que le damos a nuestros hijos.
¿Alguna vez te ha pasado que tu hijo no estaba escuchando, estaba jugando tranquilamente "a lo suyo" o ni siquiera estaba en la misma estancia, y luego te ha preguntado por algo de la conversación que tu acababas de tener con otra persona? ¿Cómo se ha enterado? Seguro que alguna vez, o muchas, te  ha pasado algo similar y esto me lleva a pensar que ellos siempre están pendientes de nosotros, somos sus modelos, somos sus referentes y hasta cuando parece que no nos hacen ni caso, están conectados a los que nosotros estamos haciendo.
Os voy a poner algunos casos en los que el ejemplo que damos está claro para los niños, independientemente de lo que luego queramos decir o hacerles pensar al respecto:
El reciclaje, es algo relativamente reciente , uno puede hacerlo si quiere, en función de tu conciencia, de aquello en lo que quieras fijarte. Yo si separo, reconozco que a veces es engorroso el tema de los envases, ya que son voluminosos y el contenedor no está cerca, aun así lo hago, por convicción propia y cuando mi hijo me dice que hay gente que no lo hace, por supuesto le doy la razón y le acompaño a tirar la bolsa de envases a su contenedor, así con el cartón y el vidrio también y junto hacemos un cálculo matemático, si con este gesto salvamos dos árboles, si lo hace una parte de lo 46 millones de personas que viven en España, estamos salvando algunos millones de árboles.
Lo importante no es el reciclaje en sí, sino la coherencia entre lo dicho y lo hecho.
Me ha gustado poner este ejemplo dado que algo real que me ha ocurrido hace unos días y me agrada compartir la experiencia contigo.
Al igual que pasa con esto, ocurre con muchas de las otras cosas que hacemos a diario, si no creo en algo o no quiero hacerlo, no lo hago, pero tampoco mando un mensaje contradictorio.
En muchas ocasiones escuchamos decir: "cómo te pille fumando ya verás", y lo está diciendo una madre con un cigarro de la mano, ¿qué le decimos a nuestros hijos?, ¿que el tabaco es malo?... si lo es da mucho que pensar, cuando menos que no será tan malo si mi madre lo hace.
Es como cuando les decimos que no se grita o que el móvil no se usa en la mesa, ¿qué estamos haciendo nosotros al respecto?. ¿No gritamos nunca?. En muchas ocasiones intentamos convencer a los pequeños de que nuestras excusas para hacer lo que decimos que no se debe hacer, son mas válidas que las suyas.
Podemos decir todo lo que queramos, que ellos se quedarán, como ya hemos dicho otras veces, con lo que hagamos realmente, si escupimos, escupirán, si nos metemos el dedo en la nariz, ellos lo harán, sino recogemos las deposiciones de los perros, eso será lo que les estamos enseñando.
En definitiva, la forma de sentarnos en la mesa, la forma de caminar, lo que comemos o bebemos, lo ven nuestros hijos. Y especialmente son conscientes de la coherencia en nuestro proceder.

Espero que esto que escribo hoy nos ayude a todos a reflexionar un poco, sobre lo que hacemos y sobre cómo lo hacemos.

Feliz día.

Jairo

miércoles, 23 de marzo de 2016

¿Los niños son sordos?

Buenas tardes
He puesto este título hoy porque me encuentro con una situación que quiero comentaros para que penséis sobre ella.
Vas a una cafetería cualquiera un dia cualquiera y hay algunos padres con unos niños que corren, alborotan, se suben por las sillas, incluso chillan de modo molesto. Al menos a mi me resulta complicado entenderme con las personas que intento hablar ¿os ha pasado alguna vez?
Los responsables, padres, tios, o lo que sean, están sentados una butacas charlando de sus cosas, que deben ser muy importantes. Solo cuando, bueno ni eso, el peligro para su seguridad es inminente, les llaman , muchas veces, entre sorbo y sorbo de su caña, para acabar reconociendo ante el grupo, que es muy desobediente, y pedimos otra caña para celebrarlo o para no e sabe muy bien que.
Entonces, esto seguro que no os ha pasado, ¿o sí?, una persona del grupo decide prestarles su teléfono movil, en el que comiezan a ver algo para niños a todo volumen...
Los mas pequeños se entretienen con esto, los mayores vueven a jugar, suerte que el bar es espacioso, ideal diria yo, para convertirle en un ring de lucha libre.
No entiendo como no anuncian que con tu consumición se ofrece espectáculo.
Ahora lo podemos ver desde el  prisma de estos padres, realmente "son niños" y además no nos responden, no nos hacen ningun tipo de caso porque " me ha salido desobediente".
No he visto en ningún momento ningún interés, ni ninguna intención real en estos padres de que dejase de pasar lo que estaba pasando y como bien sabemos que los niños no son tontos, también lo saben y como tal se comportan.
A ver si puedes sacar un minuto para pensar sobre esto ¿qué te parece? ¿con quién te identificas?
Feliz puente de Semana Santa. Voy a desconectar unos dias. Vendrá bien para tener mas claridad el próximo dia.
Muchas gracias por leerme.

Jairo del Caño
Coach&Trainer

Por cierto, la respuesta al título de la entrada es.. no son sordos, son selectivos y escuchan aquello que viene acompañado de coherencia.

Nueva charla Taller

Vamos a por la tercera edición en NADIR... Estáis invitados.

martes, 15 de marzo de 2016

Expresamos emociones

Buenas tardes:
Aunque pudiera parecerlo no he estado desaparecido sino ocupandome de formarme y de pensar.
Hace unos días estuve facilitando un taller en NADIR, un Centro de Crecimiento personal en Valladolid. Hablábamos de comunicación como  otras veces y en un momento tras una de las dinámicas, surgio la siguiente pregunta... Entonces,¿ se puede llorar delante de los niños? Esto lo pregunta una madre extrañada y dubitativa, y lo acompaña de " siempre me han dicho que este tipo de cosas no se hacen delante de los niños, que son una muestra de debilidad". Una gran pregunta, una gran reflexión. Mi respuesta es otra pregunta... Aunque ahora afirmo, si mostramos y demostramos nuestras emociones y nuestros sentimientos los estamos normalizando, les estamos diciendo a nuestros hijos que pueden tener emociones, a veces les harán sentir bien, otras mal o muy mal, pero yo, tu padre, tu referente, también las tengo.
También estoy contento y me encanta estarlo, también a veces estoy enfadado o lo intento gestionar sin perjudicar a nadie. A veces estoy triste y algunas veces hasta desconozco el motivo, y eso me ayuda a conocerme mejor y a valorar aun mas cada risa, cada momento que tengo feliz.
Cuando nosotros como padres normalizamos las emociones, especialmente aquellas que no nos hacen sentir bien, regalamos a nuestros hijos el derecho a ver con naturalidad las suyas e incluso les estamos enseñando a gestionar y entender las suyas.
Sí, podemos llorar si es lo que nos apetece realmente en ese momento, sí podemos reir y celebrar y debemos hacerlo cada vez que nos sea posible, porque nos estamos instalando en la abundancia y el agradecimiento. Sí podemos enfadarnos, porque no todo lo que ocurre nos tiene que parecer bien y por supuesto que tenemos miedo, todos en algún momento y por uno u otro motivo tenemos miedo. El miedo no se controla, se siente y podemos dejar que se apodere de nosotros o enfrentarlo, esa es una de las enseñamzas mas importantes. No se trata de hacef sentir mal a nuestros hijos, ni tampoco bien en una realidad inventada, sino de invitarles y permitirles sentir, a su modo que no tiene porque ser el nuestro.

Feliz tarde. Vuelvo muy pronto.

Jairo

jueves, 21 de enero de 2016

Cada cuál con su responsabilidad

Buenos días:

Sigo viviendo cada día momentos que me llaman la atención en la forma que tenemos de comportarnos con nuestros hijos.
Últimamente me vengo fijando en la forma en que tratamos a los niños, en muchos casos, cuando hacen algo que no es correcto, o que puede molestar o dañar a alguien. Ayer me encontraba con una madre y un niño que estaban jugando y al encontrarse con un amigo de la madre y después de unos instantes de juego el niño, de unos seis años, le arroja un caramelo duro a la cara al adulto, que se queda molesto y sorprendió, supongo que pensando que podría haberle dado en un ojo.
¿Cómo reacciona la madre? dice que ha sido sin querer, y le dice al niño, como pidiéndole ella perdón, que eso no se hace.
¿Cómo reacciona el niño? se justifica con cara de enfadado diciendo que el adulto al que le ha tirado eso a la cara,  también le había hecho daño (jugando antes). Frustrado porque además se cuestiona su conducta.
¿Cómo reacciona el afectado? Sin salir del todo de su asombro le dice a la madre con tono afectuoso que por supuesto no ha sido involuntario y le insinúa que si las cosas han sido de un determinado modo es mejor verlas como tal.

El caso es que el niño se sale con la suya, la madre no le da importancia y el amigo se va poco después algo dolorido y molesto.
¿Qué te parece la situación? No es la primera vez que ocurre cosas similares y me asusta pensar cómo se va desarrollando esto.
Los niños pueden asumir responsabilidades en función de su edad, y no les hacemos ningún favor si les justificamos las mentiras o les favorecemos las excusas. No hablo de cargar las tintas en castigos ni en sermones, pero si de irles haciendo conscientes de sus responsabilidades, mostrándoles las consecuencias que tienen o pueden tener sus actos y buscando la empatía con los sucesos para que vayan siendo capaces de conocer y anticipar lo que pasa con sus actos.
Los adultos somos responsables de cómo orientamos a nuestros hijos en la forma de ver las cosas, si les enseñamos a justificar los errores, si les enseñamos a reírse de los demás, como forma habitual, si no les enseñamos ni les facilitamos que aprendan algo de inteligencia emocional, sencillamente que ellos sean los protagonistas y el centro de todo, luego no nos debería extrañar cuando sus conductas empiecen a manifestarse también en otros entornos,  cuando empiecen a comportarse como matones o como marionetas de otras personalidades.
En ocasiones resulta tan fácil ver las cosas desde fuera y tan difícil desde dentro...

Hoy esta reflexión es un grito en silencio, una denuncia velada...
Voy a seguir en la brecha, para todo aquel que me quiera escuchar.

Feliz día

Jairo

martes, 5 de enero de 2016

Las navidades

Hola
Hoy escribo por fin. Estas fechas dan para mucho y me he dedicado a observar las conductas de los padres, como siempre.
Me ha llamado la atención poderosamente el nivel de estrés y de ansiedad que se masca en estos días navideños. Por comprar, por hacer cola en el tiovivo, por la cena, el Papá Noel, por aquellos juguetes que se han agotado y solo lo tienen en una tienda a la otra punta de la ciudad... cosa que en Valladolid no es mucho trayecto, en otra ciudades si.
En definitiva todo eso que ya sabes y que es probable que de un modo u otro te haya pasado también, pero apenas he visto ilusión, en los padres casi nada y en muchos niños poca. En otros por suerte si.
Con esto quiero preguntarte, padre o madre que me lees, ¿a qué le estás dando más importancia en estos días?, se bien que es todo lo que se supone que debemos hacer, los compromisos y obligaciones que nos ponemos, perdón, que nos ponen y todo lo demás. ¿Sabéis realmente cuál es el regalo que más quieren nuestros niños? ¿En que anuncio sale?. ¿Habéis probado a divertiros, sinceramente, con ellos?
En ocasiones he visto niños y niñas que una vez sorprendidos por el resplandor del super juguete de moda, lo que han buscado el día de Reyes, como casi todos los demás, ha sido que su padre se pusiera de portero, que alguién les pintase las uñas, coger unas tizas y dibujar cosas irreales, o no, en la acera. Incluso dice la leyenda que algunos niños juegan mas con la caja que con el propio juguete....
La ilusión que tú le pongas a la navidad, a la vida en general, será la que trasmitas.
Los niños tienen una gra capacidad que pocos adultos sabenos utilizar y es que sin capaces de crear una realidad con sus pensamientos. El juego es vivir dentro de un mundo creado a mi medida en ese momento. Es maravilloso dejar que lo hagan, es maravilloso hablarles con dulzura y hablarnos a nosotros mismos con cariño, dado que nada de lo que ya hemos hecho tiene solución en el presente.
Al final como nos comportamos en estos días tiene mucho que ver con cómo lo hacemos el resto del año, dado que solemos estar en situaciones mas tensas y aunque nos de rabia admitirlo, tiene mucho o todo que ver con la educación que le damos a nuestros hijos. No es lo que decimos, como siempre os digo, sino lo que hacemos sin darnos cuenta.
Hoy quiero dedicar esta entrada a Marcos, un amigo de 11 años que no está viviendo sus navidades soñadas y por supuesto a Rosa, su madre al pié del cañon.
Gracias por leerme.
Feliz año nuevo


Es otra forma de ver la navidad.