miércoles, 26 de octubre de 2016

Una y nos vamos

Buenas tardes:

Hoy paso por aquí a comentar con vosotros una frase que escucho con frecuencia a los padres y madres cuando quieren irse a casa, cambiar de sitio y sus hijos están entretenidos con algo. 
La verdad es que la idea de explicarles la duración de la estancia y el tiempo que les queda para que nos vayamos es muy buena idea, es una forma de orientarle y de que sean conscientes de lo que está ocurriendo y de cuándo va a ser el siguiente paso, algo que recomiendo y de lo que estoy a favor.
A veces, y esto incluso nos ayuda  a la hora de fijar el tiempo de las comidas, de los deberes, etc., el hecho de saber que la actividad que estamos realizando tiene un momento concreto en el que acaba, nos ayuda mucho a que ellos sepan exactamente lo que va a ocurrir y así también les estamos dando la capacidad de decidir como quieren comportarse. 

Ahora viene lo realmente importante, es que si decimos una y nos vamos, tiene que ser una y nos vamos, si a la una en punto se acaba la hora de la comida, ha de ser a la una en punto, de manera que ellos sepan exactamente lo que ocurre cuando cumplen y cuando no, las expectativas que tenemos sobre ellos.

En cualquier caso, y esto es lo maravilloso aunque a veces a nosotros nos incomode, ellos pueden decidir si hacer lo que les estamos pidiendo o no. de este modo se van haciendo responsables de sus actos desde bien pequeños, de manera que estamos contribuyendo a educar personas con voluntad propia, con capacidad de decisión, en un clima de coherencia.

Eso sí, es fundamental para que todo lo dicho sirva de algo, el que nosotros actuemos con coherencia también, es decir, si hemos advertido que una más, deberá ser eso, una más, no valen unas pocas más o bueno hoy es un día especial entonces una mas realmente no significa eso, sino que tengo ganas de irme ya y entonces te digo eso para que te vayas haciendo a la idea de que se acerca el momento, pero ese una puede ser una vez, una docena o hasta una centena en ocasiones.

Esto nos vale para tirarse por el tobogán, para ver un serie en televisión, jugar una partida en la consola, leer un cuento o todo aquello que se os ocurra y que como padres en algún momento decidimos que ha sido suficiente. Podemos estar más acertados o menos, como siempre en esta complicada labor, pero es fundamental que seamos coherentes con lo que decimos.

Como hemos hablado otras veces, esto nos da credibilidad, esto nos hace merecedores de respeto dado que nosotros somos los primeros que respetamos lo que decimos y actuamos con contingencia al respecto.

Si decimos una más, nuestro hijo lo entiende y aun así no nos hace ni caso (os puede sonar la situación), tenemos varias opciones, ¿cuál eliges tu?
- Podemos hacernos los tontos
- Podemos no fijar una norma si no estamos seguros de cumplirla.
- Podemos actuar si no se cumple lo que hemos establecido (cogemos al niño de la mano y nos lo llevamos, aunque a él no le pareciese bien)
- Podemos repetir la instrucción varias veces, de manera que el una más se convierta en una más cada vez.
- Podemos justificar el que no estemos cumpliendo con cualquier excusa que se nos ocurra en ese momento (ha llegado alguien, voy a mandar un mensaje, o cualquier otra cosa).
- Podemos seguir inventando opciones...

Te dejo que tu pienses, reflexiones sobre esto que seguramente te habrá ocurrido, veas cómo has reaccionado y decidas si la próxima vez te gustaría hacerlo del mismo modo o probar con otra diferente.

Muchas gracias por leerme, estos pequeños detalles del día a día pueden tener mucha más importancia de la que normalmente les damos.

Feliz tarde

Jairo

No hay comentarios:

Publicar un comentario