viernes, 23 de octubre de 2015

Cosas que pasan

Hola a todos:

Me ha ocurrido algo esta semana que me ha llamado la atención: estaba en una plaza merendando con mi hijo en un banco y teníamos delante dos niños y dos niñas de unos cinco o seis años que estaban arrancando las hojas de los arbustos como diversión, así durante unos 10 minutos que les prestamos atención y me dio pié a debatir con mi hijo sobre lo que estaba pasando, saber su opinión al respecto sin juicios, hecho que aunque no es sencillo cuando no opinan como nosotros, nos ayuda mucho a mejorar el nivel de comunicación.
Por otro lado los padres, que estaban a unos metros, no se han dado cuenta o no se han querido dar cuenta de lo que estaban haciendo sus hijos o les parecía bien, en cualquiera de los dos casos me llama la atención, pero lo cierto es que daba la impresión de que tenían una conversación los suficientemente importante como para no mirar a tus hijos que juegan al lado tuyo durante todo este tiempo. Me ha resultado curioso...
Al día siguiente estaban un grupo de niñas jugando sentadas en círculo, cantando canciones del juego y dos padres y una abuela tan pegados que las niñas chocaban con ellos al ponerse de pie... intervenían intentando influir en el juego y las niñas les ignoraban todo lo que podían mientras muy cerca una abuela discutía con su nieto en motivo de que no se integrase en el círculo de niñas (solo niñas) que habían montado ahí al lado. Daba la impresión de que el niño tenía otra idea de diversión diferente.

Me he encontrado en la misma plaza y con niños y niñas de una edad muy similar dos actitudes de los adultos bastante llamativas. La típica de conversación de parque en la que solo nos acordamos de que tenemos hijos cuando éstos lloran y nosotros nos preguntamos extrañados qué ha podido pasar y la de aquellos padres que creemos que nuestros hijos no saben jugar ni hacer nada si no sienten nuestro aliento muy cerca... Les hacemos un marcaje muy férreo, estando muy cerca y pretendiendo dirigir sus juegos, sin dejar que ellos desarrollen sus propias cualidades para hacerlo, o quizá son demasiados pequeños. O quizá nosotros somo demasiad mayores para darnos cuenta de los intereses de los niños pueden ser diferentes a los nuestros y que las reglas implícitas en el mundo de una persona de seis años no son las mismas que las de un adulto de cuarenta y cinco.

Lo que os planteo hoy es que penséis en que punto os encontráis cada uno, y si realmente os parece el más adecuado y beneficioso para vuestros hijos, no mirando desde nuestro punto de vista que está influenciado entre otras muchas cosas por tener que hacer frente a los pagos, por ser correctos socialmente y por el cuento que nos repetimos de ser unos super padres... No lo vamos a ser, nuestros hijos probablemente tendrán que enfrentarse en su vida, en el colegio, en el instituto, con sus futuras parejas, etc con cosas que nos les gusten, con contratiempos, con alegrías y tristezas. De nosotros depende prepararles para eso o hacerles creer que todo es de color de rosa. De nosotros depende dejarles que vayan solucionando sus cosas a su nivel para que cuando el nivel de dificultades aumenten tengan estrategias y destreza en hacerlo o, como muchas veces escuchamos, ya tendrán tiempo.
¿Qué es lo que quieres tú como padre?
¿Eres consciente de que no es posible que nunca sufra?
¿Quieres que vaya entendiendo ya que no todo es perfecto?

Te dejo estas tres preguntas, sería genial que las pensases en profundidad, incluso que te las escribas y si te das cuenta de algo, actúes.

Feliz fin de semana

Jairo

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